Por Mauro Mezzano y Juan Cariamo, co CEOs y fundadores de Vantaz Group.
Durante el año 2023 se desarrollaron 24 procesos de negociación colectiva en la minería, los que impactaron a 8.400 trabajadores aproximadamente. De acuerdo al Consejo Minero, para este año se esperan 42 negociaciones, que involucrarían a más de 20.000. El volumen y los temas que se traten en estas conversaciones, sin duda, impactará no solamente al sector, sino que también al país.
Respecto de los procesos observados en 2023, según los resultados del 5° estudio Negociaciones Colectivas en la Minería, desarrollado por Vantaz Group, cabe destacar que fue el segundo año consecutivo en que no se observaron huelgas en la gran minería chilena. Sin embargo, para que esto fuera posible, fueron necesarias mediaciones para evitar desavenencias mayores, así como también, la negociación de diversos beneficios “no monetarios”, que si bien ya venían entrando en juego hace tiempo, el año pasado se hicieron más presentes.
«Debemos aprovechar estas oportunidades que ofrece la historia a algunos países, y que, en el caso chileno, nos permitiría dar el salto hacia una nueva y mejor minería, y de paso, a generar espacios de construcción social entre todos los actores de este ecosistema».
En este sentido, el conocer la evolución en el tiempo de las temáticas presentes en las negociaciones colectivas en la industria, es fundamental para poder tener una visión estratégica de la minería, pero también, para ir trabajando en el diseño de mejoras de las condiciones laborales de las y los trabajadores de este importante sector de nuestra economía.
Principalmente, es interesante dimensionar cómo se correlacionan las demandas de los colaboradores con otras variables que afectan al sector, como la actividad económica mundial, el precio de los minerales, los cambios tecnológicos o la mayor incorporación de la mujer a esta industria.
La industria está experimentando muchos desafíos, pero también variadas oportunidades en términos de desarrollo sostenible, diversidad e inclusión. Al mismo tiempo, continuar avanzando en la transformación tecnológica de la minería, en formar y atraer talento, para así, caminar a paso firme hacia una minería más segura, productiva y verde.
Debemos aprovechar estas oportunidades que ofrece la historia a algunos países, y que, en el caso chileno, nos permitiría dar el salto hacia una nueva y mejor minería, y de paso, a generar espacios de construcción social entre todos los actores de este ecosistema.