Recientemente el Centro de Investigación de Empresa y Sociedad (CIES), de la Universidad del Desarrollo (UDD), dio a conocer el estudio “Estimación del impacto en el PIB y en el empleo de una caída en la producción y en la inversión de la minería” (disponible acá).
Pero a diferencia de otras investigaciones, en esta se buscó determinar el efecto que una caída de ese tipo tendría en la economía como un todo, tanto en la producción como en la inversión. “En particular, nos interesa distinguir el impacto a través de encadenamientos productivos, lo cual nos entrega una estimación de este efecto sobre la actividad de los distintos sectores”, se precisa en la introducción.
En cuanto a los resultados obtenidos, el economista y presidente del Consejo del CIES, Hernán Cheyre, nos explica que de darse una disminución de 10% en el valor de la producción del sector minero, esto repercutiría en una caída de 1,9% en el PIB nacional: “El 1% sería como efecto directo de la minería, y el 0,9% adicional sería el impacto que surgiría de los otros sectores que se verían afectados”, puntualiza. Asimismo, se estable que los rubros con vínculos más fuertes con la industria minera desde el lado productivo, serían los de servicios empresariales, energía y construcción.
Para profundizar sobre este estudio, conversamos con el economista Hernán Cheyre, quien enfatiza una conclusión: cualquier medida de magnitud que se adopte y que afecte a la minería, “va a repercutir en todo el país, no solamente a esa actividad; y con un impacto en el empleo que no es para nada despreciable”. De hecho, el reporte estima una pérdida de entre 142.000 y 187.000 puestos de trabajo, a nivel país.
– ¿Qué motivó al CIES a realizar este estudio?
La minería siempre ha sido importante en Chile, y hoy día hay mucho ruido respecto de medidas que podrían afectar el desarrollo de esta actividad, por ejemplo, la discusión de un Royalty y el debate en la Convención Constituyente de un cambio en las condiciones de las concesiones mineras; algunos hablan incluso de expropiar yacimientos.
Entonces, la pregunta que nos hicimos fue: ¿Qué impacto tendría en el país, como un todo, no solo en el sector minero, si algunas de estas medidas provocaran una caída en la inversión minera y, por lo tanto, en la producción?
– ¿Cuáles fueron los principales hallazgos?
Los resultados fueron bien interesantes, porque lo que hicimos fue no solamente centrarnos en lo que ocurriría en la minería, fruto de una menor producción, sino cómo se concadena con todo el resto de la economía, entre los sectores vinculados, utilizando la Matriz de Insumo Producto (MIP) que tiene el Banco Central; eso permite generar un impacto agregado. Desde esa perspectiva, la principal conclusión es que si la actividad minera disminuye en un 10% -que es lo que uno podría pensar razonablemente si se adoptan las medidas que se han estado discutiendo-, el PIB en Chile caería 1,9%; de ese porcentaje, el 1% sería como efecto directo de la minería, y el 0,9% adicional sería el impacto que surgiría de los otros sectores que se verían afectados.
Pero una caída en la producción general de la minería también afecta al empleo. Por lo tanto, la otra conclusión central que surge del estudio, en base a ciertos parámetros, es que podría implicar una pérdida en empleos aproximadamente de hasta 187.000 puestos de trabajo; eso significa más o menos, el 3% del total en la economía.
Es decir, cualquiera de estas medidas que se adopte y que afecte a la actividad minera, va a repercutir en todo el país, no solamente a esa actividad; y con un impacto en el empleo que no es para nada despreciable.
– ¿Esa caída en el empleo se generaría en la industria minera y los otros sectores; es un consolidado de toda la cadena?
Es en toda la cadena. Porque cuando uno piensa en inversión minera, se suele imaginar túneles, cierta maquinaria… Pero, por ejemplo, la edificación no residencial que está vinculada a la minería, también caería fuerte, y es muy intensiva en mano de obra; todas las industrias que hay de servicios para la minería también se verían impactadas… En fin, uno puede identificar muchos subsectores que se verían afectados como consecuencia de esa menor actividad.
Pero lo central a destacar sigue siendo esto: que un impacto fuerte que afecte a la minería, va a repercutir en toda la economía, no solamente en el sector minero propiamente tal. Y desde luego, no solo en las regiones donde está centrada esa industria.
– Cuando se habla de minería, generalmente solo se enfoca ese sector ¿Diría que faltaba un análisis más amplio, que tuviera en cuenta este efecto multiplicador que tiene la actividad?
Creo que la novedad de este estudio es precisamente esa: que no se centra solo en el impacto directo en la minería, sino en el efecto colateral que tiene en el resto de los sectores. De ahí surgen los resultados que comenté.
Y efectivamente esto muestra que cuando se hacen análisis en este sentido, hay que fijarse no solamente en el silo que significa el sector en particular, sino que mirar además lo que pasaría en el resto de la economía. Porque normalmente los análisis se centran en los sectores específicos de los cuales se está hablando. Creemos haber dado un paso importante en este sentido; una contribución al debate nacional en estas materias.
– Para el estudio ustedes se basaron en lo que ocurriría con una disminución de 10% en la producción minera ¿Qué pasaría en el caso de un impacto mayor o menor, cómo se puede dimensionar?
Las cifras que están en el estudio parten de la base -porque había que tomar un punto de referencia- de qué ocurriría si la producción minera cae un 10%, que en base a distintos otros estudios, es lo que uno podría estimar si por ejemplo, se detienen o postergan las inversiones en minería. Obviamente, si se toman medidas de mayor calado, como podrían ser cambios en las reglas de las concesiones mineras, por ejemplo, uno podría prever en el mediano plazo, caídas de la producción incluso superiores. Y si eso ocurre, simplemente hay que multiplicar por el factor correspondiente, y ver que el impacto en el resto de la economía sería también mucho mayor.
– También sería más fuerte todo esto en las regiones donde la minería tiene un peso mayor en sus economías…
Sin ninguna duda. En aquellas regiones donde está concentrada la minería, el impacto sería mucho mayor. Si hablamos en el estudio de una caída en el PIB de 1,9%, del cual 1% es atribuible directamente al efecto en el sector minero, desde luego que eso está vinculado a la regiones donde se concentra la producción de esta industria; y el resto (el 0,9% adicional) se distribuye en todo el país.