Nacida y criada en Calama, desde donde emigró para estudiar Licenciatura en Química en la Universidad de Antofagasta, Cynthia Torres ha estado vinculada toda su vida al sector industrial de su Región.
Se inició profesionalmente en GasAtacama, siguió por el Centro de Investigación Minero Metalúrgico (CIMM), y en Chuquicamata y Radomiro Tomic. Además, es magíster en ingeniería ambiental y PhD en Ciencias Ambientales con mención Química, e hizo un post doctorado en Procesamiento de Minerales en Csiro Chile y una pasantía en Outotec,en Finlandia.
En 2018, mientras se desempeñaba como académica del departamento de Ingeniería en Metalurgia de la Universidad Católica del Norte, esta entidad junto a otras cuatro universidades -Universidad de La Serena, Universidad de Santiago de Chile, Universidad Adolfo Ibáñez e Inacap- postularon al proyecto financiado por Corfo que permitió crear el Centro Integrado de Pilotaje de Tecnologías Mineras, CIPTEMIN, el cual Cynthia fue responsable de liderar. Hace dos años, es su directora ejecutiva.
-¿Cuál es el rol que cumple CIPTEMIN en el entorno minero?
Somos uno de los dos centros de pilotaje que hay en el país, junto con el Centro Nacional de Pilotaje (CNP). Ambos nacimos gracias a una modificación en las políticas públicas que se trabajó entre los ministerios de Minería, Hacienda y el de Economía, donde si bien se apreciaba que se estaba haciendo un avance como país en todo lo que era innovación y tecnología, había un cierto recelo por parte de la industria minera por incorporar nuevas tecnologías, sin que fueran probadas antes.
Lo anterior era entendible, ya que las tecnologías deben pasar por un trabajo de laboratorio, por un proceso de maduración, por pruebas a escalas semi-industriales y por pruebas a escala industrial para poder validarse, y así las compañías mineras puedan incorporarlas dentro de sus faenas.
En el entorno de los proveedores -quienes son jueces y parte de su tecnología-, CIPTEMIN les ayuda a encontrar espacios para que prueben y validen sus soluciones. Es decir, somos el tercer actor; no tenemos la propiedad intelectual y no fuimos parte del desarrollo tecnológico, sino que validamos que la tecnología funciona bajo ciertas características y parámetros operacionales, para que los proveedores puedan llegar con un informe a la empresa minera que diga que la tecnología está aprobada; que CIPTEMIN los avala.
– ¿Cómo han sido estos años que ya llevan operando?
En estos momentos estamos partiendo con nuestro cuarto año de operación. Los dos primeros años fueron como proyecto, alojados en la Universidad Católica del Norte como beneficiaria transitoria. El segundo año se hicieron todas las gestiones para poder tener personalidad jurídica, y actualmente somos una corporación sin fines de lucro.
– ¿En qué se diferencian con el Centro Nacional de Pilotaje?
Al principio, había focos de diferencia, ya que CNP se iba a focalizar más en temas de fundición y relave; pero después vimos de que la necesidad con respecto de validaciones tecnológicas era tan grande, que ahora somos colaboradores. Independientemente de que nos reconozcan como centros de pilotaje, yo creo que el gran fuerte de estos dos centros es la validación tecnológica. Y si bien el CNP está alojado en Santiago y nosotros en Antofagasta, ambos tenemos un impacto nacional.
LA IDEA ES PROBAR EN LUGARES PRODUCTIVOS
– ¿Dónde hacen las pruebas de las tecnologías?
Contamos con un campo que está en el sector de Calama, para pruebas de explosivos y todo lo que tiene que ver con temas de tronadura. Mientras que el resto de los espacios, los articulamos con las empresas mineras, porque la idea es probar en lugares productivos.
– ¿En qué proyectos están embarcados hoy?
Tenemos proyectos en faenas, tanto en rajo como también en plantas hidrometalúrgicas y concentradoras. Actualmente estamos con 18 pilotajes en paralelo; están siendo desarrolladas en diferentes plantas de Enami, en el grupo minero Las Cenizas, en Haldeman Mining (HMC) y en la Universidad Adolfo Ibáñez, la cual cuenta con una mina escuela (lee acá nuestra nota sobre la Escuela Mina Planta UAI).
– Y hoy ¿cuántas tecnologías tienen validadas y cuánto demora?
Estamos terminando un tercer pilotaje. El proceso puede durar entre seis meses y hasta dos años para poder terminar la validación de la tecnología.
– ¿Se han cumplido las expectativas que tenían para CIPTEMIN?
Ha sido más de lo que esperábamos. La verdad es que hemos tenido un gran impacto entre los proveedores y las empresas mineras. A pesar que la pandemia fue fuerte para nosotros, porque se detuvieron algunos pilotajes, pudimos sobrellevar las restricciones de aforo, visitando las plantas virtualmente.
– ¿Cómo está conformado el equipo de CIPTEMIN?
Está conformado por diez personas, entre ingenieros ambientales, comerciales, industriales, metalúrgicos y mineros; seis somos mujeres.
Dentro de la corporación contamos con una asamblea de socios, que son las universidades fundadoras, y con un directorio de siete miembros.
¿Cuáles son los desafíos y proyecciones que tienen para los próximos años?
Si bien tenemos como meta aumentar la cantidad de pilotaje, nos interesa más aumentar la validación de la tecnología y ser reconocidos por la industria minera. Aspiramos a que cuando un proveedor se acerque a una empresa minera para ofrecerles una tecnología, la minera les recomiende nuestra validación. Ese es el reconocimiento que queremos de la industria minera; es nuestra meta.
INSERCIÓN FEMENINA Y CONSILIACIÓN FAMILIAR
– Como mujer ¿ha sido difícil ejercer tu profesión?
Llevó 21 años trabajando y hace siete años fui mamá. Claramente mi vida familiar fue postergada. Fui madre a los 39 años, por lo mismo, porque creo que es difícil compatibilizar la vida (familiar y profesional), especialmente desde el punto de vista de minería, en que trabajaba por turno .
Ahora bien, este nuevo cargo -como directora ejecutiva- tiene sus pro y contra. Corro todo el día; a veces mi hija tiene “jeans day” en el colegio y es la única que va con uniforme, porque la verdad es que se me pasan estas cosas. Pero sí he visto una evolución, desde que estuve en GasAtacama y en Codelco. En esos años creo que era la única mujer en el turno; eran los tiempos en que ni siquiera había baños para mujeres.
Claramente hay una evolución con la incorporación de más mujeres, y también hay más beneficios.
– ¿Crees que hoy se dan más oportunidades para las mujeres?
Si bien se están dando las oportunidades; en el momento que son mamás no sé si van a seguir en faena. Porque si bien es cierto que se está incorporando más mujeres en las carreras más duras, de ingeniería en Minas, Metalurgia, Mecánica, Eléctrica y Electrónica, no sé si estén dispuestas (las que opten por ser madres) a dejar a sus hijos por semanas. Por ejemplo, las geólogas a veces trabajan 20 días por 10 (de descanso).
Entonces, hay brechas que aún falta trabajar. Sin embargo, hay algunas empresas, por ejemplo SQM, que dentro de sus faenas están incorporando salas cunas y consultorios con especialidad pediátrica, para que las mujeres puedan subir a faenas con sus hijos.
– Estos beneficios que se están dando para la mujer, en cuanto a crianza ¿crees que se debieran dar también a los hombres?
Debería ser para todos. Yo creo que tiene que haber una igualdad de beneficios. Siempre he sido de la idea de que mientras mantengas al trabajador contento, su rendimiento aumenta y la rentabilidad de la empresa también.