Por Gabriel Acuña, Líder de Sostenibilidad en Deloitte
La transición hacia una economía sostenible es un desafío global. Para algunos es una obligación moral, y para todos es una realidad ineludible. Los impactos del cambio climático fortalecen la presión para transitar hacia una economía baja en carbono. Dicha presión, vía regulación, preferencias de los consumidores e innovación, ha disrumpido la generación eléctrica y traído la electromovilidad. La consecuencia: una explosión en la demanda de minerales críticos para la nueva economía, como lo son el cobre y el litio. Además, el desarrollo y el aumento de la población en países como Nigeria, Indonesia, Brasil e -incluso de manera más dramática- India, seguirán impulsando aún más la demanda de estos minerales.
En los últimos meses se han encontrado importantes yacimientos de litio en diversos países, como lo fue hace poco en Estados Unidos, mientras que la exploración frenética de cobre continúa en todo el mundo. Ante este escenario ¿Cómo podemos ser más competitivos que nuestros rivales? Aunque no parezca evidente, la sostenibilidad puede ser la respuesta. La sostenibilidad es un concepto económico: implica satisfacer las necesidades presentes sin sacrificar la capacidad a aquellas futuras. La satisfacción de las necesidades equivale a la creación de valor.
En la minería, la sostenibilidad se ha convertido en un requerimiento operacional. Las gerencias de sostenibilidad han crecido en complejidad, responsabilidades y números para dar abasto a las múltiples solicitudes. Se ha hablado mucho de la permisología y la multiplicidad de autorizaciones y trámites para llevar a cabo los proyectos, muchos de los cuales persiguen asegurar niveles de riesgo tolerables para bienes jurídicos protegidos que las propias empresas buscan resguardar. Sortear esto último en la forma, tiene mucho que ver con la integración de la sostenibilidad en el fondo y puede hacer una gran diferencia productiva, a veces incluso hasta de años.
Los inversionistas demandan información de sostenibilidad porque perciben que factores de sostenibilidad, como el relacionamiento con las comunidades, el impacto en la biodiversidad o la neutralidad de carbono, pueden ser elementos decisivos en el éxito o fracaso de los proyectos mineros. Integrar, medir y reportar de manera creíble la sostenibilidad es fundamental para bajar el costo de financiamiento y ganar la confianza de los inversionistas.
En jurisdicciones como la Unión Europea se han extendido a sus socios comerciales los requisitos relacionados con la sostenibilidad, y probablemente ocurra en otras jurisdicciones, sólo para equiparar la cancha. La sostenibilidad creíble y demostrable puede ser una ventaja estratégica para acceder a esos mercados y, dentro de ellos, cobrar un mejor precio: un premio sostenible. Construir la imagen ‘sostenible’ es necesario, pero no basta; se requiere respaldarla con datos creíbles y verificables.
La sostenibilidad juega un rol importante en los costos y la cadena de suministro. El acceso a energía barata y estable es un buen ejemplo de ello. La disminución del embalaje y de los residuos puede disminuir de forma sustancial los costos de la cadena de suministro, aumentar la eficiencia operacional y, en definitiva, mejorar el margen operativo.
«Los inversionistas demandan información de sostenibilidad porque perciben que factores de sostenibilidad, como el relacionamiento con las comunidades, el impacto en la biodiversidad o la neutralidad de carbono, pueden ser elementos decisivos en el éxito o fracaso de los proyectos mineros. Integrar, medir y reportar de manera creíble la sostenibilidad es fundamental para bajar el costo de financiamiento y ganar la confianza de los inversionistas«.
En última instancia, la capacidad de aumentar la producción, establecer alianzas sólidas con las comunidades locales y reportar una gestión efectiva de la descarbonización a los inversores dependerá de una visión estratégica sólida y de una ejecución táctica cuidadosa. Cuadrar el círculo de la sostenibilidad no es una tarea sencilla, requiere de diagnósticos claros, datos que fundamenten los diagnósticos y la gestión, una estrategia y objetivos claros que hayan sido evaluados en sus impactos económicos, procesos, personas y sistemas bien montados. Pero las empresas que lo logren estarán posicionadas para aprovechar las oportunidades que la transición a una economía sostenible ofrece. Sea por sus efectos en los potenciales ingresos, en los costos, en el acceso al financiamiento o en la capacidad de mantener la operación, integrar la sostenibilidad es una ventaja comparativa que hará de la minería chilena el jugador más competitivo en la transición a una economía sostenible.