“La innovación es una necesidad de la minería para mantener su sustentabilidad y vigencia. Sin embargo, se mueve en una realidad ambivalente de querer cambiar, pero no estar disponible a tomar riesgos”, sostiene Claudio Ramírez, socio fundador de Atacama Lab.
Con un espíritu innovador que lo ha marcado desde joven, es el creador de Copper Armour, revestimiento de cobre metálico que se aplica en estado líquido a temperatura ambiente, permitiendo formar superficies antimicrobianas y anti sanitizantes en pisos, muros, cubiertas y muebles. Claudio participó recientemente en el seminario “Desarrollo de emprendimiento e innovaciones ligados a la minería”, en Antofagasta, organizado por Compromiso Minero. En la ocasión expuso sobre los desafíos y oportunidades que enfrenta el ecosistema minero.
“Cuando uno está realmente convencido de que el propósito es loable en aquello que emprende, hará todo lo necesario para poder lograr y cumplir el propósito; y eso es lo que hicimos con Copper Armour”, dijo.
Para conocer más de su experiencia, su relación con la industria minera y su visión del emprendimiento, le realizamos esta entrevista.
– ¿Cuándo y cómo llegaste al mundo de la innovación?
Estudié licenciatura en física aplicada y durante mi práctica profesional inventé las pinturas para la protección contra el fuego en edificios, que se llaman intumescentes: se inflan frente al fuego y evitan la propagación y el daño a las estructuras. Gané tanto dinero que no regresé a titularme, porque con 22 años pensé que ya no lo necesitaba. Luego decidí volver a la universidad y me gradué como psicólogo, para más tarde hacer un magíster en Innovación Tecnológica y Emprendimiento.
Después concreté varios desarrollos, como automatizar industrias metalmecánicas, de sistemas convencionales a sistemas robotizados, láser y controlados por computador; modificación de tanques Leopard para sacarles los cañones y transformarlos en equipos barreminas y porta puentes, entre otros. En 2020 desarrollé revestimientos para mineroductos de alta resistencia al desgaste y sistemas remotos de detección de fallas. Y en 2021 obtuve una patente en Estados Unidos por el desarrollo de revestimientos antimicrobianos auto sanitizantes contra SARS COV-2.
Actualmente estoy trabajando en innovaciones de telemedicina para mejorar la salud mental en forma oportuna.
– Considerando que Chile es el principal productor de cobre, el cual tiene propiedades antimicrobianas, entre otras. ¿Por qué se ve tan poco cobre aplicado?
En este tema, los desarrollos técnicamente están alcanzados. Sin embargo, falta una articulación entre los principales productores de materias primas para financiar una campaña de difusión y promoción del uso de los derivados del cobre. Los costos de marketing masivo exceden la capacidad económica de los equipos emprendedores.
Hay un periodo sin facturación y de bastante gasto, que los emprendedores no podemos enfrentar.
APOSTANDO POR EL HIDRÓGENO VERDE
– ¿Qué problemáticas/innovaciones en eficiencia energética estás trabajando?
Estamos trabajando en conjunto con la Universidad de Antofagasta en la transformación de termoeléctricas de ciclo combinado, para que utilicen hidrógeno verde como combustible.
Hay una decisión del Gobierno de cerrar las termoeléctricas, pero la inversión en una termoeléctrica es un un monto gigantesco. Entonces, lo que vamos a impulsar es la alternativa de convertirlas, para que en vez de que quemen carbón y un residuo petróleo que se llama petcoke, en el futuro mediano puedan quemar gas de hidrógeno (para generar energía).
Para esto hay que hacer una innovación; no es algo que uno pueda ir a comprar a algún lugar e instalarlo, es algo que hay que desarrollar. Estamos terminando las pruebas de concepto y ahora vamos a tener una reunión con el centro de pilotaje Ciptemin, y veremos si levantamos los fondos con el Consejo Minero.
– ¿Cuál es el aporte que ves en los centros de pilotaje para los innovadores?
Los centros de pilotaje consiguen que uno pueda montar el piloto en una locación final. Es como un coordinador, en realidad.
Si hubiera habido un centro de pilotaje cuando yo me tiraba a la piscina solo, probablemente hubiera fallado menos.
EL RIESGO DE INVERTIR
– ¿Cuáles son a tu juicio las barreras que inhiben la innovación en Chile? ¿Ha cambiado este escenario en los últimos años ?
La innovación es una inversión de alto riesgo, donde la mayoría de los proyectos no llegará a equilibrio o rentabilidad por diversos factores, como acceso a redes, financiamiento, solvencia técnica y comercial. Un equipo emprendedor sin red, está parado frente a la adversidad todos los días. Si bien Corfo y otras organizaciones permiten apalancar y gestionar el riesgo, se requiere un modelo de vinculación colaborativa entre diferentes actores.
– ¿Qué herramientas existen en países líderes en innovación?
En Chile, el problema es que no hay fondos de venture capital para la etapa de conceptualización, que es cuando las personas dicen: “pienso que podemos hacer esto”. Para pasar de esa etapa -que en investigación se llama TRL 1- a tener el piloto, se necesita dinero; y ahí no hay quien ponga esa inversión. En cambio, en otros lugares están los venture capital que actúan en esa etapa en verde.
– En tu opinión, ¿la innovación es una temática importante para la minería?
La innovación es una necesidad de la minería para mantener su sustentabilidad y vigencia. Sin embargo, se mueve en una realidad ambivalente de querer cambiar, pero no estar disponible a tomar riesgos. Finalmente, es más fácil y seguro replicar lo que en otro país ha funcionado.
Por ello, el trabajo de los desarrolladores y emprendedores es luchar cada día contra la resistencia a la innovación “made in Chile”.
– ¿Cómo se ha desarrollado la innovación en regiones? ¿Hay apoyo de las mineras y del ecosistema en general?
En mi opinión, la minería ha abierto espacios para prospectar innovaciones del ecosistema chileno. Y hay instancias para pilotar innovaciones incrementales. Pienso que en una economía globalizada, plantear sistemáticamente desafíos de innovación abierta nacional e internacional, permitiría el desarrollo de soluciones disruptivas insospechadas.
Pienso, además, que la academia universitaria debe mejorar sus tiempos de respuesta a los desafíos, para transformarse en un actor relevante y competitivo