Juanita Galaz aborda los desafíos que implica un exitoso cierre de faenas mineras

La experta destaca que en lo técnico la normativa chilena incorpora el conocimiento en estas materias de países como Estados Unidos, Canadá y Australia. Pero en relación con lo comunicacional y el relacionamiento con los stakeholders, “tenemos mucho que hacer”, señala. 

“El cierre de faenas mineras tiene como propósito dejar las instalaciones remanentes en condiciones seguras tanto para las personas como para el medio ambiente, una vez que la faena minera ha llegado al término de su vida útil o debido a que es inviable continuar operando por alguna circunstancia como, por ejemplo, las condiciones de mercado”, explica una de las voces más autorizadas en el tema: Juanita Galaz

Ingeniera civil de Minas, lleva más de 25 años trabajando en este ámbito, destacando como parte de su trayectoria profesional el haber sido jefa del Departamento de Ingeniería y Gestión Ambiental de Sernageomin, así como integrar de la Comisión Presidencial encargada de modernizar el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA) en 2015. Es socia fundadora de Minería y Medio Ambiente (Myma), firma que ofrece servicios de gestión ambiental para los sectores de minería, energía, agua e infraestructura.

En MyF quisimos conocer más sobre las implicancias del proceso de cierre de faenas, con motivo del fin de la detención progresiva de las actividades productivas de Cerro Colorado -tras 30 años de producción- en el marco de su Plan de Cierre Temporal Parcial. En esta entrevista, Juanita nos explica los principales aspectos y preocupaciones de esta tarea, y que está contemplada desde los inicios de un proyecto minero. 

– ¿Cuáles son los principales pasos o etapas de este tipo de procesos?

La etapa de cierre debe ser considerada desde el diseño preliminar de la faena minera. Es decir, los planificadores deben considerar cuáles serán las instalaciones que quedarán en el sitio de la mina, después de agotadas las reservas y de ese modo proyectar la ubicación.Eso significa conocer muy bien las características de los materiales, que puede ser mineral estéril o relaves, que permanecerán más allá de finalizadas las operaciones y entender que esas instalaciones estarán sometidas al clima del lugar. 

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Por lo tanto, conocidos los riesgos, es posible identificar las acciones o medidas que deben implementarse para controlar los riesgos y minimizarlos o eliminarlos.Sobre esta base, debiera planificarse el cierre y presentar el Plan a la autoridad fiscalizadora que, en este caso, es el Servicio Nacional de Geología y Minería (SERNAGEOMIN), para que sea aprobado y establecer una hoja de ruta.

– ¿Qué tipo de probables riesgos que pueden repercutir en las condiciones de seguridad del cierre? 

Cuando hablamos de condiciones seguras nos referimos a evitar contaminación o accidentes debido al ingreso de personas después de que la empresa se retire del sitio.

Hoy también es importante incorporar en el diseño de las instalaciones mineras los temas relacionados con el Cambio Climático. Es decir, incorporar los lineamientos establecidos por las normas contenidas en la Ley 21.455,  orientada a adaptarnos a los impactos que generan, por ejemplo, marejadas anormales, aumentos de temperatura, aluviones, sequías, entre otros; aumentar la disponibilidad de agua, y disminuir la contaminación y los riesgos de salud.

El conocimiento del comportamiento en el largo plazo de las instalaciones permite establecer los riesgos de daño ambiental y a la seguridad de las personas debido a las emisiones y descargas que eventualmente pudieran afectar estos sujetos de protección. 

– En Chile uno de los  mayores cierres mineros a la fecha es el de la faena El Indio ¿Qué cambios y avances significativos existen respecto de ese caso?

El de El Indio es posterior al cierre de Minas Tambo, ambas son faenas que pertenecían a Barrick. Sí, fueron pioneros y su cierre se realizó asumiendo altos estándares. Pero, es importante recordar que recientemente fue cerrada Mina Invierno, ubicada en Isla Riesco (yacimiento de carbón, en la Región de Magallanes). 

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Entre el cierre de las operaciones de Barrick y de Mina Invierno pasaron muchas cosas. En primer lugar, se dictó una Ley que regula el cierre de faenas mineras, la ley 20.551. 

El origen de esta Ley surgió de un trabajo conjunto entre los servicios públicos con competencia ambiental y la industria minera, donde se establecieron las bases para establecer las normas que la industria debía cumplir. 

– ¿Cuáles fueron los principales cambios?

Un aspecto relevante, fue acordar que la industria debía poner una garantía en favor del Estado con el propósito de asegurar que los fondos estuvieran disponibles para ejecutar las medidas propuestas en el Plan de Cierre. 

Es importante destacar que nuestras normas fueron desarrolladas incorporando el conocimiento de las regulaciones internacionales en estas materias de países como Estados Unidos, Canadá y Australia. En la Comisión de Trabajo del anteproyecto de Ley participaron, además de Codelco, empresas internacionales de la Gran Minería, cuyos capitales provenían de esos países, principalmente. 

RELACIÓN CON EL TERRITORIO

– Más allá de los aspectos normativos, legales ¿Qué otras consideraciones se deben hoy tener en cuenta, tanto en aspectos comunicacionales, como de relacionamiento con el territorio y los stakeholders?

A mi juicio, respecto de los asuntos técnicos, si se procede como hemos descrito, no hay mucho más que debiéramos considerar; salvo que las actividades de cierre deben extenderse a una etapa de monitoreo post-cierre, que tiene como objetivo asegurarse que las medidas adoptadas fueron efectivas.

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Pero, en relación con lo comunicacional y el relacionamiento con los stakeholders, tenemos mucho que hacer. En primer lugar, la Ley contempla que debe realizarse un Plan Comunicacional para informar, pero no establece a quiénes se debe informar, ni cuáles son los contenidos. Entonces, es ideal avanzar en esta materia porque, a mi juicio, toda la información que se pueda llevar hacia las autoridades y comunidades aledañas es muy útil para que comprendan en qué condiciones quedará el sitio y evitar que surjan miedos que llevan al rechazo de los proyectos.

Debe tenerse presente que los primeros pensamientos que se vienen cuando se habla de cierre, son:  “me quedaré sin trabajo”, cuando se trata del personal que es interno, o  bien “la empresa extrajo recursos mineros, deja el hoyo y se va”. Debemos generar respuestas a estas situaciones, de tal manera que esta actividad económica tan importante empiece a ser valorada. 

– ¿Y en el caso de las comunidades y el territorio?

Los efectos sobre los territorios principalmente deben abordarse considerando que, en general, la superficie afectada que abarcarán las instalaciones -que quedarán en forma perpetua- tienen una extensión limitada. 

Cuando hablamos del territorio significa hablar de la superficie, pero también de la gente que habita en las cercanías, que se vieron beneficiados con la actividad minera -ya sea creando microempresas o pymes que prestaban servicios- mientras la faena estaba en su fase de operaciones. Hay varios ejemplos en nuestro país de ciudades que se desarrollaron o, incluso, se crearon alrededor de faenas mineras y que deberán continuar una vez que la empresa se retire del lugar. Por lo tanto, es necesario considerar esta situación y lograr acuerdos que permitan la reconversión o reingeniería de las actividades.