Por Guido Arenas, gerente de Consultoría en Dinámica Plataforma.
La innovación en la industria del litio se ha posicionado como un elemento crítico que permite a los actores mantener la competitividad en el mercado, al mismo tiempo que se cumple con regulaciones cada vez más exigentes. Sin embargo, y de acuerdo a las dinámicas tanto globales como al mismo tiempo locales, también se ha transformado en un habilitador que sentará la base de legitimidad para la exploración, extracción y procesamiento de litio, siendo quizás -este aspecto- la inquietud y desafío más complejos de abordar actualmente para la industria.
En este contexto, las condiciones de producción y explotación de los salares estarán indudablemente bajo un escrutinio constante. Y actualmente ya constituyen un driver principal de acceso a las cadenas de valor globales. Especial relevancia tendrá la innovación tecnológica en una proceso productivo de por sí ya sofisticado y complejo, pero aún con brechas en los impactos ambientales en los salares y en los servicios eco-sistémicos que éstos brindan; así como también en el consumo de agua en cuencas ya estresadas.
«Las condiciones de producción y explotación de los salares estarán indudablemente bajo un escrutinio constante. Y actualmente ya constituyen un driver principal de acceso a las cadenas de valor globales».
Además, se requerirá sofisticar los mecanismos de vinculación con las comunidades de los salares, generando esquemas de redistribución de utilidades y participación en las decisiones que los atañen bajo de lógicas de equidad territorial y pertinencia cultural.
La innovación para una producción sustentable moverá la aguja, no sólo en términos de competitividad y acceso a las cadenas de valor globales en un mercado cada vez más exigente en términos de trazabilidad ambiental y accountability socio-territorial. También pondrá a prueba la capacidad de diálogo y colaboración, tanto de las empresas como del Estado y las comunidades para consensuar estas condiciones de producción que permitan explotar de manera virtuosa los recursos no renovables del país, evitando el juego de suma cero: para que uno gane, el otro tiene que necesariamente perder.