Proyecto GEMA buscó optimizar herramientas para almacenamiento de energía variable

Este 8 de julio se realiza el evento de cierre del proyecto de investigación Fondef IDeA denominado “GEMA»: Gestión de Energía en Microrredes con Almacenamiento, el cual terminó su ejecución el pasado 12 de abril. «Nuestro proyecto buscó, con éxito, mejorar los desarrollos que hemos estado haciendo en los últimos años, que combinan analítica predictiva y prescriptiva para la gestión inteligente de energía variable e intermitente cuando hay almacenamiento», explica Rodrigo Carrasco, profesor asociado e investigador del Centro de Transición Energética (CENTRA) de la Facultad de Ingeniería y Ciencias, y director de esta iniciativa.

Añade que la energía solar ha sido identificada como una de las principales fuentes renovables disponible para reducir la dependencia de combustibles fósiles. Sin embrago, su principal desventaja es que es variable (cambia a lo largo del día, siendo inexistente en las horas de oscuridad) e intermitente (puede desaparecer inadvertidamente), lo cual limita su usabilidad. Los sistemas de almacenamiento, como baterías, son una de las tecnologías principales que pueden reducir los efectos de estas desventajas, contando además con una reducción importante en su costo en la última década.

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En opinión de Rodrigo Carrasco, «si no existe almacenamiento energético, las decisiones en un sistema de generación solar son simples: si sobra energía se vende a la red de ser posible y si falta, se compra de la misma para suplir la demanda faltante. Al aparecer el almacenamiento existe una gran cantidad de opciones nuevas, pues podemos almacenar el excedente y no venderlo, y luego decidir en qué momento consumir lo almacenado. Los sistemas de gestión de baterías actuales en general no aprovechan ninguna de las herramientas de ciencia de datos ni optimización para tomar sus decisiones, gestionando la energía con políticas básicas que no consideran datos históricos, pronósticos futuros ni costos de energía«.

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El proyecto involucró un total de $341 millones de financiamiento, de los cuales la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) aportó $200 millones a través de su programa de fomento al desarrollo científico y tecnológico, y la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI) actuó como beneficiaria.

Asimismo, contó con la participación de las empresas Metric Arts EY, dedicada a temas de ciencia de datos, y MiroSolar, una de las firmas nacionales con más trayectoria en el campo de la energía solar térmica y fotovoltaica. Adicionalmente, durante el desarrollo del proyecto participaron Impacto Renovable, Victron Energy y Agrosuper, en diferentes aristas de la investigación.

El proyecto GEMA se desarrolló en plena pandemia (2020-2021). Rodrigo Carrasco precisó que el objetivo de este proyecto era mejorar los modelos predictivos y conectarlos con modelos prescriptivos más sofisticados para poder mejorar aún más los resultados. «A la vez, esperábamos que esto nos permitiera adaptar los modelos para otros tipos de redes y sistemas de almacenamiento, pudiendo desplegar dichos sistemas en una variedad grande de localizaciones geográficas y configuraciones de red», puntualizó.

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La investigación también contribuyó a desarrollar capital humano avanzado, entrenando a ingenieros e ingenieras para poder usar estas herramientas y aplicarlas en diferentes tipos de problemas. En el proyecto GEMA participaron: Tito Homem-de-Mello, académico de la Escuela de Negocios UAI; Gonzalo Ruz, Carlos Silva y Jocelyn Olivari, académicos de la Facultad de Ingeniería y Ciencias UAI; y Francisco Jara, profesor de la Universidad Diego Portales. También colaboraron Benjamín Bastidas y José Luis Ortiz como ingenieros de proyecto, y Helena García, alumna del Magíster en Ciencias de la Ingeniería, mención industrial.