La Sociedad Nacional de Minería (SONAMI) presentó un estudio sobre las potencialidades de la mediana minería, para lo que se encuestó a las más importantes empresas de este segmento. La investigación estuvo a cargo de la consultora Plusmining.
“Este documento es una demostración de la importancia que tiene la mediana minería y las perspectivas que tiene a futuro, ya que los grandes yacimientos ya están agotando», recordó Cristián Argandoña, vicepresidente de SONAMI y CEO de Minera Las Cenizas, al dar a conocer los resultados. «El segmento de la mediana minería es un sector que se encuentra sobrerregulado. En general éstas son operaciones que no responden al concepto de vida útil como se entiende en los proyectos de la gran minería. La vida útil de estos proyectos se va construyendo por fases que contemplan períodos de 3 a 5 años y que explican operaciones por más de 25 o 30 años”, afirmó.
El ejecutivo agregó que la normativa actual obliga a que cada fase tenga que ser tramitada de manera independiente. «Lo que no es justo, ya que se trata de la misma mina, la misma planta, en muchos casos los mismos volúmenes de tratamiento, los mismos trabajadores, etc», dijo.
El estudio destaca que la mediana minería ha mantenido procesos de evaluación ambiental con una tasa de aprobación del 92%. “Sin embargo, enfrenta desafíos en los tiempos de tramitación y en la adaptación a las crecientes exigencias regulatorias. Esto la obliga a ingresar proyectos a tramitación ambiental con mayor frecuencia, haciendo al segmento más susceptible a los constantes cambios normativos”, se detalla en el documento.
En materia de inversión y exploración, la investigación muestra que la mediana minería ha realizado inversiones de capital (CAPEX) que promediaron los MMUS$285 entre 2017 y 2020, y alcanzaron los MMUS$676 en 2021. Además, indica que el sector ha incrementado las iniciativas de exploración, sobre todo aquellas enfocadas en cobre y oro, con un presupuesto promedio del 7,4% del presupuesto nacional (alcanzando los MMUS$54 en 2021).
En los últimos cinco años, la producción de la mediana minería ha aumentado su producción de cobre y oro, representando aproximadamente el 5,7% (313 kton de 5.625 kton de Cu en 2021) y el 33% (393 kOz de 1.208 kOz de Au en 2021) de la producción nacional, respectivamente. Sin embargo, en comparación, la gran minería ha experimentado un ritmo de producción decreciente desde 2018.
Por otra parte, las ventas de cobre de la mediana minería rondan los MMUS$1.500 y en 2021 alcanzaron los MMUS$2.852 debido al aumento en el precio del cobre. El costo directo C1 (210 cUS$/lb de cobre durante el período 2017-2021) y el costo total C3 (241 cUS$/lb de cobre promedio en el quinquenio en estudio) de la mediana minería son mayores que los de la gran minería (un 58% y un 14% mayor respectivamente).
De acuerdo al estudio de SONAMI, las ventas totales de la mediana minería (MMUS$ 3.588 en 2021 y promedio entre 2017 y 2021 de MMUS$2.305) la posicionan como el 5° subsector de la economía nacional. “Su contribución al fisco ha aumentado en los últimos años a través de mayores pagos de impuestos. La mayor contribución se dio a través del Impuesto a la Renta (pasó de un promedio 2017-2019 de MMUS$62 a pagar MMUS$84 en 2020 y MMUS$198 en 2021). Además, el sector aporta directamente a las regiones donde opera, promediando los MMUS$296 en el período estudiado», dice el texto.
De la misma forma, el consumo de insumos críticos para la actividad minera ha aumentado en general. Las compras locales representan un 28,6% del total, y el consumo de energía eléctrica ha aumentado en un 14,9% entre 2017 y 2021”.
En materia de empleo, en 2021, la mediana minería empleó a 23.967 trabajadores, aproximadamente el 13% de la dotación de la gran minería. Aproximadamente el 95% de los empleos corresponden a contratos indefinidos, y se observa una mayor participación de mujeres a lo largo del período (desde 6,4% en 2017 a 7,6% de la dotación propia en 2021). Aumento del número de sindicatos de 31 el 2017 a 47 el 2021.
“La mediana minería enfrenta desafíos importantes, como la disponibilidad de agua, la escasez de mano de obra calificada, los costos de energía y los tiempos de tramitación de permisos medioambientales. Estos factores pueden afectar su competitividad y capacidad de crecimiento a largo plazo”, afirmó Cristián Argandoña respecto a los resultados del estudio.