La Sociedad Química y Minera de Chile (SQM) invertirá más de 900 millones de dólares durante este año, para potenciar sus cinco líneas de negocios: nutrición vegetal, yodo y derivados, litio y derivados, potasio y sales solares.
En cuanto al litio, la empresa expandirá su capacidad de producción de carbonato e hidróxido de litio. El aumento se sumará a los resultados de Mount Holland en Western Australia, proyecto con el que eventualmente SQM producirá otras 50 mil toneladas de hidróxido de litio. De ser así, la producción de SQM sería cerca de 180 mil toneladas. Si se compara con las cifras de 2019, cuando produjo cerca de 62 mil toneladas, este año la empresa triplicaría esa cifra.
Para alcanzar estos altos niveles de productividad y eficiencia, SQM ha invertido cientos de millones en el desarrollo de tecnología sostenible para elaborar productos químicos refinados, de alta pureza. Su conocimiento y experiencia en la materia han transformado a la compañía en el productor de litio de más baja huella de carbono del mundo y ya está trabajando para llegar a la carbono-neutralidad el año 2030.
Al igual que todos los minerales, el litio pertenece al Estado de Chile. Lo que sucede es que SQM tiene un acuerdo operacional de cooperación público-privada para producir y comercializar las reservas del Salar de Atacama.
En 2022 se cumplen 25 años de esta alianza, donde SQM ha sido la responsable de generar inversiones, investigación y desarrollo y de la operación productiva del litio. Para este año, los aportes directos al Estado estarían cercanos al 60% del margen bruto del negocio.
El rol del litio en Chile y el mundo
Los teléfonos inteligentes, los computadores móviles y las baterías de los automóviles eléctricos tienen litio. Si bien su porcentaje es bajo (por ejemplo, 2% en el caso de los vehículos), son esenciales para su funcionamiento. Su importancia radica en que almacena energía de forma limpia, liviana y eficiente para el uso de estas tecnologías.
Pero el litio también está presente en algunos fármacos que ayudan a estabilizar el ánimo y en la elaboración de vidrios, cementos, grasas lubricantes, aires acondicionados y otros.
Para 2022, la demanda de litio se proyecta en torno a las 650 mil toneladas y, según proyecciones de la industria, en 2025 ese número podría llegar a un millón de toneladas. Más aún, hacia 2030 la cifra podría superar los dos millones.
Detrás de este crecimiento está el revolucionario cambio tecnológico que está viviendo el mercado automotriz, con el acelerado reemplazo de autos a combustión interna por autos eléctricos. Sólo entre 2020 y 2021, la venta de autos eléctricos a nivel mundial se duplicó, con lo que llegó a 6,7 millones.
Aún teniendo en consideración ese contexto, en 2021 Chile exportó US$883 millones de litio. Si bien es una cifra alta, esta queda bajo los registros que mostró la industria del vino (US$1.618 millones), las cerezas (USD$1.807 millones), el hierro (2.441 millones), los salmones (USD$4.857 millones) y muy lejos de lo alcanzado por el cobre, que llegó a más de USD$53 mil millones durante el periodo.
