La Comisión Chilena del Cobre, Cochilco, publicó ayer el estudio “Demanda de cobre a partir de la transición energética” que proyecta la demanda de cobre al 2025, 2030 y 2040 a partir de cuatro sectores clave: electromovilidad, energías bajas en emisiones, almacenamiento y redes eléctricas para sustentar el sistema. Para el análisis se usaron las proyecciones del escenario STEPS de la Agencia Internacional de Energía (EIA, por la sigla en inglés).
«Los resultados indican que la demanda de cobre incremental o neta respecto del escenario sin que existiera una transición crecería desde 1,2 Mt (millones de toneladas) en 2020 a 2,8 Mt en 2025, 3,5 Mt en 2030 y 5,4 Mt en 2040 (+8,0% CAGR respecto de 2020). Es decir, se multiplicaría por cinco veces al 2040», se lee en el documento. Dicho de otro modo, se proyecta que para 2030 y por la transición energética, la demanda de cobre pase de representar un 5% de la producción total refinada de 2020 a un 10% de la producción refinada esperada total. Ya para 2040, se triplicaría al 15%.
El análisis destaca que ante la posibilidad de que al 2040 el 100% de las ventas de automóviles sean eléctricos, la demanda de cobre sumaría 4,1 millones de toneladas adicionales, llegando a una demanda total neta de 9,6 millones de toneladas, lo que equivaldría al 27% de la producción esperada de cobre refinado a dicho año.
La demanda del metal, proveniente de cargadores para vehículos eléctricos y adiciones de almacenamiento energético tendría participaciones minoritarias de 3% y 2% del total respectivamente hacia el 2040, indica la investigación.
Entre los riesgos, la investigación infiere que los oferentes optimicen su producción y atenúen su consumo unitario de cobre. Sin embargo, no es posible prever su magnitud. Por otra parte, aunque las proyecciones se apoyen en las expectativas de venta de los autos eléctricos, puede haber desviaciones a partir del precios relativos y cambios en el comportamiento de la población que repercutan en las ventas.
Pese a eso, las expectativas del consumo de cobre a partir de la transición energética son auspiciosas. Considerando que el éxito de Chile está asociado al desarrollo del cobre, esto presenta expectativas positivas para el desarrollo económico nacional.