La innovación permitirá poner a las personas en el centro de la minería que viene

Por Federico Morello, socio líder de consultoria PwC

Cuando se piensa en la minería, la imagen es la de una faena: enormes y profundos rajos, túneles que recorren las profundidades de la tierra, y gigantescos camiones cargados de mineral. Pero, gran parte de esta actividad se relaciona directamente con las personas. 

Y en los últimos años este vínculo y la forma en que se realiza el trabajo en las operaciones, está viviendo una transformación nunca antes vista. El CEO de BlackRock, Larry Fink, en su tradicional carta a sus pares de la industria, dice que “ninguna relación ha cambiado más, producto de la pandemia, que la que se da entre empleadores y sus equipos humanos. La tasa de renuncia en los EE.UU. y el Reino Unido se encuentra en máximos históricos  (….) estamos viendo algunos de los mayores crecimientos salariales en décadas”. 

Esto es muy real en el segmento minero. En Chile la última versión del Estudio de Fuerza Laboral de la Gran Minería Chilena 2021-2030, realizado por la alianza CCM-Eleva, estima que para la década móvil 2021-2030 las empresas del sector minero tendrán que atraer más de 25.000 talentos, como resultado de la combinación de retiros y la creación de nuevos puestos de trabajo.

El mismo estudio advierte que uno de los principales driver de este escenario es “la incorporación creciente de tecnologías que reemplazan o complementan las habilidades y conocimientos de la actual fuerza de trabajo de la minería”.

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La agenda ESG que se impone con fuerza en el mundo de negocios para los próximos años (ad portas incluso de regulación en Chile) trae grandes oportunidades para las empresas mineras. Muy personalmente me interesa mucho la letra S, que tiene que ver con el componente social. Las personas, dentro de las empresas mineras y fuera. Me parece que ahí está la clave de la sostenibilidad de esta tremenda actividad

Pero esto no significa que las personas serán menos relevantes en la minería, al ser reemplazadas por nuevos desarrollos, como la automatización de equipos. Todo lo contrario, los trabajadores se verán beneficiados por mejores y más seguras condiciones para desempeñar sus tareas, al poder sacarlos de las faenas mineras -la mayoría ubicadas en zonas alejadas y bajo extremas condiciones geográficas y climáticas- y operar los equipos en forma remota desde centros ubicados en ciudades y cerca de sus familias. Esto también está permitiendo abrir oportunidades para contar con equipos más diversos e inclusivos, al poder incorporar talentos que hasta ahora se veían complicados o francamente impedidos de trabajar en las complejas condiciones de las faenas mineras; permitiendo, además, una mayor cercanía del mundo minero, con el resto de la sociedad.

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También este cambio presenta desafíos que son apremiantes, y que demandan la colaboración de las compañías mineras, las autoridades, los centros de formación y un conjunto de otros actores del ecosistema y la sociedad: al preparar a los futuros profesionales con las nuevas capacidades que va a requerir esta industria, motivar  que más jóvenes se interesen por la minería. E igualmente  relevante,  seguir impulsando y fortaleciendo políticas para atraer a esa fuente de talentos que pese al avance de los últimos años, aún está poco representado: las mujeres.

La llamada “licencia social” que la actividad requiere para su sostenibilidad, parte claramente por el compromiso y el propósito de sus colaboradores, que son quienes más la conocen. 

Se entiende que tenga sesgos alguien que sólo sabe de esta actividad por lo que otros le transmiten; pero no debiera pasar con quienes viven y desarrollan al alero de esta actividad. Y por ello, deben ser sus principales embajadores. 

Sin embargo, la innovación también permite conectar a las empresas con el territorio donde operan y con el cual interactúan, desde las faenas en la alta Cordillera, hasta los puertos desde donde los minerales son embarcados al mundo. Las nuevas tecnologías permiten acercar la minería al resto de los chilenos, y aún más importante: generar en Chile soluciones que permitan avanzar hacia una industria  cada vez con menor impacto en su entorno; una minería sustentable y sostenible, basada en la generación de conocimiento local.

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Sigo con Larry Flink: “una característica esencial del capitalismo eficaz es que los empleados exigen más de sus empleadores. Impulsan la prosperidad y crean un panorama más competitivo para el talento, impulsando a las compañías a crear entornos mejores y más innovadores para sus empleados- medidas que los ayudarán a alcanzar mayores ganancias para sus accionistas. Las compañías que cumplen con lo prometido están cosechando las recompensas”. 

La agenda ESG que se impone con fuerza en el mundo de negocios para los próximos años (ad portas incluso de regulación en Chile) trae grandes oportunidades para las empresas mineras. Muy personalmente me interesa mucho la letra S, que tiene que ver con el componente social. Las personas, dentro de las empresas mineras y fuera. Me parece que ahí está la clave de la sostenibilidad de esta tremenda actividad; y pienso que los líderes tendrán que ser especialmente innovadores a la hora de incorporar la digitalización con nuevas formas de trabajar, nuevos perfiles de cargo, nuevas habilidades, más diversidad, más exigencias regulatorias y más eficiencia.