Pablo Altimiras, «Un equipo comprometido, la innovación y la sostenibilidad son las claves para liderar en la industria del yodo y nitratos»

El Gerente General de SQM Yodo Nutrición Vegetal, detalla cómo la nueva organización de la compañía ha permitido enfrentar los desafíos globales con mayor enfoque y eficiencia, destacando el trabajo realizado para introducir un nuevo propósito y valores que permitirán a la empresa mantener su liderazgo mundial.

A partir de la reestructuración de SQM iniciada hace unos dos años, y que concluyó con la creación de la división Yodo Nutrición Vegetal, la compañía ha podido alinear sus esfuerzos hacia la sostenibilidad y la optimización, elementos esenciales para su futuro en el contexto de las demandas mundiales por productos más sostenibles y responsables, los cuales ya están contribuyendo al desarrollo humano en áreas clave como la medicina y la agricultura sostenible.

Sobre este nuevo panorama corporativo, la creación de un nuevo propósito y valores para conducir esta nueva etapa, y el fortalecimiento de un modelo de negocios integrado que le ha permitido mantener su posición de liderazgo mundial, conversamos con Pablo Altimira, Gerente General de SQM Yodo Nutrición Vegetal.

¿Cómo ha sido el proceso de reestructuración en SQM y qué novedades ha traído para la división que lideras?

Lo primero importante decir es que este es un proceso que se consolida con esta reestructuración que tú mencionas hace un año, pero que viene un poco más atrás. Hace unos dos años la compañía hace una reestructuración en dos unidades de negocio, y en ese minuto me toca asumir la vicepresidencia ejecutiva de yodo en nutrición vegetal, pero en esa oportunidad la responsabilidad está respecto a la operación y la parte comercial. Sin embargo, hace un año eso cambia y en vez de unidades de negocio se crean estas divisiones en donde el cambio más importante es que ciertas unidades que eran corporativas, como el área legal, el área de tecnología e información, control de gestión y otras, pasan a ser también parte de esta división. Entonces, hoy día también ya es una responsabilidad un poco más grande.

Respecto de cómo ha sido, la verdad que ha sido muy positivo, y también entender por qué se producen estas reestructuraciones. En SQM siempre hemos estado evolucionando para enfrentar de mejor manera los desafíos, y esta reestructuración responde a eso. Creemos que al generar estas divisiones en los negocios de yodo, nutrición vegetal y también litio, vamos a poder focalizarnos mejor en nuestras prioridades y así cumplir de mejor manera los objetivos de negocio que tenemos.

SQM es una empresa con 56 años de historia innovando y desarrollando soluciones sostenibles desde el norte de Chile. ¿Podrías contarnos más sobre la trayectoria de yodo y los nitratos y su importancia en la industria donde están presentes?

Efectivamente si a mí me preguntaran cuál es la historia de esta compañía, yo diría que la reinvención es una palabra que siempre ha estado, es una constante. Nuestro rol en la industria del yodo y nutrición vegetal es importante: somos los líderes mundiales en producción y comercialización de yodo y también de nitrato de potasio, pero esa posición de liderazgo parte de una historia de mucho tiempo. Nosotros somos herederos, por ejemplo, de la industria del salitre. El mismo mineral que se explotaba en su época para hacer salitre es el que hoy día se utiliza para hacer yodo y nitrato. Entonces, partimos desde esa época.

Y por supuesto, para mantener nuestra posición de liderazgo hemos tenido que innovar una y otra vez en desarrollar nuevos procesos productivos, nuevas tecnologías, modelos de negocio innovadores que nos permitan atender mejor a nuestros clientes y mantener esta posición de liderazgo.

Esta reinvención que mencionas ha definido un propósito claro para seguir aportando a las diversas industrias. ¿Podrías profundizar un poco cómo surgió este propósito y los desafíos que enfrentaron?

Cuando decidimos hacer esta división, lo que vimos fue una oportunidad en donde decíamos: «Bueno, si nosotros somos capaces, primero, de que el equipo entienda mejor lo que hacemos y, por otro lado, entienda mejor el rol que cada uno tiene en la compañía, definitivamente se trabaja mejor». Y ese fue un poco el objetivo de hacer este propósito. Entonces, ahí fue un proceso muy participativo, incluyó no solamente gente de Chile, y no solamente de Santiago, sino también del norte de Chile. Nosotros tenemos gente fuera de Chile, más de 500 personas que están en distintos lugares del mundo, algunos clientes, proveedores. Fue un proceso muy participativo, cosa de que nos aseguráramos de que el resultado de ese propósito representara a las distintas personas de la compañía. Y la verdad es que resultó muy bien.

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Hoy día, me atrevería a decir que el producto final refleja a todas las personas, nos une, nos hace trabajar mejor, y por eso obviamente estamos muy contentos.

Con respecto a la innovación, el uso responsable de recursos y desarrollo, ¿cómo esperan que este nuevo propósito guíe a SQM en el futuro y aporte a la compañía?

Los desafíos de nuestra empresa son muy grandes. Hoy día, solo para dar algunos números, esta es una compañía que, si uno considera la facturación de los últimos 12 meses, estamos hablando de más de 2.000 millones de dólares. Estoy hablando de esta división. Tenemos más de 4.000 trabajadores directos. Si uno suma los contratistas, somos más de 8.000. Nuestros productos se comercializan en más de 120 países en el mundo. Nuestro plan de inversiones entre este y el próximo año supera los 700 millones de dólares. Entonces, es una compañía muy grande, y estamos con un plan de inversiones también muy importante.

Tenemos muchos desafíos, entonces, el entender muy bien hacia dónde vamos, qué es nuestra estrategia y también el entender cómo esa estrategia la llevamos a cabo, y el entender también por qué hacemos las cosas, que eso es lo que responde al propósito: cuál es nuestra responsabilidad que tenemos con nuestros clientes y el rol que jugamos, muy importante, en la industria del yodo y la nutrición vegetal. Cuando eso se entiende y las personas lo entienden, de nuevo, yo estoy convencido de que las cosas se hacen mucho mejor. Y por lo tanto, lo que esperamos es que justamente este propósito, junto a nuestros valores y nuestra estrategia de negocios, que está definida, nos ayude finalmente a cumplir nuestros objetivos: seguir haciendo crecer, seguir haciendo que este negocio crezca, ejecutar con éxito nuestro plan de inversiones y que se nos sigan ocurriendo distintas cosas de cómo mejorar nuestros rendimientos, bajar nuestros costos, seguir siendo más competitivos. Creo que la fórmula es trabajar más unidos y más alineados.

¿Cuáles son los valores que sustentan este propósito? ¿Cómo se entrelazan con el desarrollo de capacidades únicas que transforman recursos en vida y progreso?

Este propósito, como tú bien lo mencionas, uno podría primero componerlo en tres partes. Cuando nosotros decimos que desarrollamos “capacidades únicas”, eso es dar un reconocimiento al compromiso de la gente. Nosotros, creo, somos la compañía que somos realmente debido a su gente. Tenemos gente muy comprometida que ha desarrollado capacidades únicas en un negocio que es bien, valga la redundancia, bien único. El mineral del caliche es un mineral que no está en ninguna otra parte del mundo. No es como otros minerales o minas que uno encuentra en otras partes. Por lo tanto, todo el desarrollo específico de habilidades del caliche es algo que se ha hecho acá.

Después, el hecho de «transformar», que es otra palabra que está en el propósito, significa que este foco es generar y crear valor. Nosotros lo que tratamos de hacer es generar valor para todos nuestros stakeholders. Obviamente, están nuestros accionistas, pero también están las comunidades locales, las autoridades, y bueno, en fin. El hecho de «transformar» significa generar valor. Y después «vida y progreso» es por el rol que tiene el yodo y los fertilizantes en el mundo. Los fertilizantes que producimos ayudan a una agricultura más sostenible, a una agricultura que cuida el agua. Y el yodo tiene un rol muy importante, por ejemplo, en la salud.

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Pero el propósito, obviamente, uno no puede hacer su trabajo solo, necesita también de valores que lo acompañen. Y eso también es bien importante que yo lo diga. El proceso del propósito y los valores, en ningún caso la intención fue refundar nada. Nosotros nos sentimos muy orgullosos de la historia como empresa que tenemos. Y si hicimos esto como yo, en nutrición vegetal, era solamente para asegurarnos de que vamos a poder focalizarnos mejor en los desafíos que tenemos. Y es por eso que de los cuatro valores de SQM mantuvimos los cuatro, que en este caso son sostenibilidad, excelencia, seguridad e integridad.

Pero sí quisimos agregar un quinto valor. Y a ese quinto valor le pusimos «desafío como un deber». Y ese valor lo que busca, yo creo, es hacer explícito algo que en la compañía siempre ha existido, que es esto de autodesafiarnos siempre, de ponernos metas cada vez más exigentes, de no sentirnos tranquilos nunca, de realmente siempre querer mejorar las cosas. Pero sentíamos la necesidad de hacerlo explícito y, sobre todo, para las personas que se van incorporando a SQM. Porque la compañía tiene una historia, pero las personas que vienen llegando es importante que entiendan que eso para SQM es importante y que creemos que lo hace la compañía distintiva que es. Y eso es un poco lo que quisimos hacer.

¿Cómo integran las relaciones con las comunidades locales en esta estrategia para crear valor compartido, especialmente a través de iniciativas como la agricultura en el desierto, el apoyo al emprendimiento local y la conservación del patrimonio cultural?

Cuando nosotros vemos nuestro propósito y hablamos de, por ejemplo, la palabra «progreso», eso obviamente involucra a todos los stakeholders. No solamente tenemos que pensar en el progreso de nuestros clientes o de nuestros propios trabajadores, sino que obviamente también en el de las comunidades. En eso, ser un buen vecino es clave y es muy importante. Y es por eso que nosotros lo definimos como el generar un valor social compartido. Es decir, que las comunidades que son vecinas de nuestras operaciones también se vean beneficiadas por nuestra actividad.

Para eso, hoy día tenemos 32 mesas de trabajo con comunidades, que lo que buscan es que a través de un diálogo fluido, auténtico, realmente sepamos cuáles son sus preocupaciones, qué es lo que ellos necesitan, qué les preocupa, y viceversa: también nosotros plantear lo que a la compañía le preocupa, cuáles son nuestras motivaciones y finalmente llegar a buenos acuerdos que sean de beneficio mutuo. Y eso se materializa en distintas iniciativas que tienen que ver, por ejemplo, con la agricultura del desierto, también la protección patrimonial, fomentar la educación y distintos programas que se traducen en acciones concretas.

Algo concreto respecto a la agricultura del desierto, que ha funcionado bastante bien, es por ejemplo un proyecto de alfalfa de 15 hectáreas que hoy día está ahí en La Tirana, que también se está proyectando duplicar esa capacidad productiva, en donde nosotros como SQM entendimos primero que la agricultura para la comunidad era muy importante y era fomento de su desarrollo. Pero también ahí no solamente se trata de contribuir con recursos, sino que como empresa que se dedica a la nutrición vegetal, tenemos mucho know-how y conocimiento que puede ser aplicado. Ayudamos enviando a nuestros agrónomos a estudiar el suelo, el clima, el tipo de agua y el tipo de riego. Entonces, ese es un trabajo que hicimos junto con la comunidad, y hoy día se está plantando alfalfa que se ocupa, por ejemplo, para alimentar al ganado que tienen las propias comunidades. Y con ese ganado se va a hacer queso. Entonces, se produce un encadenamiento productivo muy importante que promueve el desarrollo.

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Otra iniciativa que también hemos destacado es el centro de investigación que hemos trabajado junto al municipio de Pozo Almonte. Es un invernadero de mil metros cuadrados donde se estudia técnicamente qué se puede y qué no se puede cultivar en el desierto. Tenemos distintos tipos de cultivos, como ají, lechuga e incluso flores. Y eso se hace con un motivo tanto de investigación como de difusión. Hay muchos colegios y universidades que visitan el invernadero para estudiar temas relacionados con la agricultura. Entonces, realmente creemos que se pueden hacer cosas concretas con buenos acuerdos, y eso es lo que estamos tratando de promover.

¿Cómo los productos de SQM, como el yodo y los fertilizantes, contribuyen a un mundo más sostenible y limpio?

Yo creo que el yodo y nuestros fertilizantes también juegan ese rol. Yo he hablado antes de que el nitrato de potasio se aplica en tecnologías de fertirrigación. El mundo va hacia la aplicación de estas tecnologías porque se necesita cuidar el agua. No solo eres más productivo con el uso del agua, sino también con el fertilizante, por lo tanto, la capacidad productiva en los campos que utilizan estas técnicas es mayor.

Con nuestros fertilizantes apoyamos la industria alimentaria de una manera más sostenible. Además, el yodo juega un rol fundamental en la medicina moderna. Hoy en día, no sería posible hacer exámenes preventivos que se utilizan para detectar enfermedades graves, como el cáncer, sin el uso del yodo. Estos exámenes se hacen por las propiedades especiales que tiene el yodo, y sin él no se podrían detectar muchas de estas enfermedades. A nivel mundial, aproximadamente 100 millones de personas se someten a estos exámenes anualmente. Por lo tanto, realmente nos sentimos protagonistas de los grandes cambios del mundo con estos productos.

¿Cómo se viene el futuro próximo para la división?

Hoy día tenemos una responsabilidad grande como líderes del mercado que tenemos que mantener. Pero por otro lado estamos haciendo cosas que son sumamente importantes.

Estamos ejecutando, por ejemplo, en la primera región nuestro proyecto de agua de mar, que es un proyecto de más de 350 millones de dólares de inversión. Nos va a permitir bombear 900 litros por segundo, lo que está muy alineado con ciertos objetivos que tenemos en materia de sostenibilidad. Vamos a ser capaces de usar agua de mar, y en eso vamos a ir reemplazando el uso de agua continental.

Este es un proyecto muy desafiante. Ha requerido un nivel de desafío hacia la ingeniería y la operación muy relevante. Consiste en construir un túnel bajo el mar para instalar la toma de bombeo, construir una estructura de hormigón de más de 1.300 metros cúbicos para almacenamiento, y luego subir el agua 1.000 metros sobre el nivel del mar. Esto es necesario porque hay un farellón costero frente a la costa que tiene una altitud de 1.000 metros, por lo tanto, la elevación del agua en una distancia tan corta es un desafío ingenieril significativo. Después, el agua tiene que recorrer varios kilómetros hasta llegar a nuestra faena más grande de yodo, que es Nueva Victoria.

Además, nos hemos comprometido a destinar entre 3 y 5 litros por segundo de agua desalinizada para las comunidades costeras cercanas, lo que será muy importante para apoyar el desarrollo de esas comunidades.